Tabú en la familia: ¿hablamos ahora o callamos para siempre?

Las personas no decimos todo lo que pensamos… Afortunadamente.

En cualquier familia hay asuntos silenciados, temas de los que no se habla abiertamente o que sólo algunos miembros conocen y los mantienen ocultos al resto. Esto es inevitable. Y no es, de por sí, ni malo ni bueno. ¿Acaso hace falta sacar a la luz todos los secretos? Hay temas que en su día se convirtieron en tabú y tienen que seguir siéndolo para no poner en peligro el equilibrio familiar. Pienso en el caso de una madre que deseó la muerte de su bebé y actúo con él con negligencia durante un episodio depresivo grave; posteriormente, conforme se fue recuperando de su depresión, logró desempeñar los cuidados con amor y aplicación facilitando el desarrollo sano de su hijo. ¿Es necesario que de mayor el hijo conozca esto? Hay aspectos de la crianza que un hijo no siempre está preparado para conocer ni tiene por qué conocerlos, al menos, no en cualquier momento ni de cualquier forma. O cuestiones internas de sus padres como pareja que tampoco tiene por qué llegar a saber nunca. Continuar leyendo «Tabú en la familia: ¿hablamos ahora o callamos para siempre?»

¿Creamos condiciones propicias o nosotros lo valemos?

Sabemos que las relaciones personales (familiares, sociales, de pareja) pueden ser tanto una fuente de satisfacción -cuando funcionan con fluidez- como un motivo de sufrimiento -cuando no logramos encauzarlas como nos gustaría.

Quisiera hablarle en este artículo de un tropiezo habitual que se da en algunas relaciones. No se trata de nada novedoso, es una observación bastante sencilla. Lo más complicado de entender es por qué a veces no estamos más atentos a este tipo de detalles, que nos ahorrarían muchos problemas de relación.

Continuar leyendo «¿Creamos condiciones propicias o nosotros lo valemos?»

Mi padre no me entiende

«Ayer hubo otra discusión en mi familia. El día anterior le había dicho a mi padre que me gustaría que viniera algún mediodía a casa a comer con nosotros ya que, después del trabajo, suele irse a hacer deporte y se queda comiendo con los amigos. Le dije que mis compañeros del instituto suelen comentar en clase conversaciones mantenidas con sus padres a la hora del almuerzo y que yo, en cambio, a él apenas lo veo -por el trabajo y el deporte- aunque vivimos bajo el mismo techo.

Pues bien, ayer después del trabajo mi padre vino a casa a comer; pero a los dos minutos, con una mala cara que traía desde que entró por la puerta, me increpó malhumorado: “¿No querías hablar? ¡¡Venga, empieza!!”. Continuar leyendo «Mi padre no me entiende»