La afectación primaria de los trastornos depresivos ocurre en el área de la afectividad, con un profundo sentimiento de tristeza. De aquí derivan el resto de las alteraciones que podemos encontrar en las demás áreas: pensamiento, sueño, apetito, etc.
La depresión en sus diversas formas se caracteriza fundamentalmente por el predominio de un estado de ánimo depresivo durante gran parte del día; una pérdida de la capacidad para interesarse y disfrutar de las cosas, y una disminución de la vitalidad, que lleva a una reducción del nivel de actividad o a un cansancio exagerado ante tareas cotidianas.
Además de estas manifestaciones, los episodios depresivos suelen venir acompañados de algunos de los siguientes síntomas:
- Disminución de la atención y concentración.
- Pérdida de confianza en sí mismo y sentimientos de inferioridad.
- Ideas de culpa y de ser inútil.
- Perspectiva sombría del futuro.
- Pensamientos y actos suicidas o de autoagresiones.
- Trastornos del sueño: insomnio o somnolencia excesiva.
- Aumento o pérdida significativa del apetito y/o peso.
- Alteración psicomotriz: enlentecimiento o agitación.
El humor depresivo no suele variar aunque cambien las circunstancias externas y debe estar presente al menos dos semanas para que podamos hablar de episodio depresivo.