¿Cómo ayudar a los menores en vacaciones?

Las vacaciones de verano son un periodo necesario para que los menores recarguen las pilas después de un largo curso. Según cómo se enfoque, el verano se convertirá para ellos en una estación deseada o, por el contrario, en una época temida. En este post señalaremos el papel crucial que juegan los padres en la experiencia de vacaciones de sus hijos.

Durante el año académico los alumnos realizan innumerables esfuerzos que conviene valorar: desde levantarse temprano cada día hasta someterse a continuos exámenes.

Como es lógico, son muchas las horas del día que están estructuradas durante el curso, tanto en casa como en el centro educativo, tanto en la educación formal como en las actividades extraescolares.

Sin embargo, al llegar las vacaciones, algunos menores carecen de una rutina establecida y se encuentran cada día con muchas horas por delante vacías de contenido. Cuando las circunstancias familiares no permiten algún marco de referencia para el ocio y la socialización, los chicos pueden pasarse el día consumiendo vídeos de internet o desplazándose sin rumbo por sus dispositivos móviles.

El pediatra y psicoanalista inglés D. Winnicott destacó la importancia de ofrecer un «ambiente facilitador» para el desarrollo emocional y psicológico del bebé, lo que posibilita la formación de un sentido de identidad y proporciona seguridad para establecer relaciones satisfactorias con otras personas.

Quizás podamos trasladar esta idea a la preadolescencia, invitando a los padres a desempeñar un papel activo en la planificación del tiempo libre de sus hijos durante el verano.

En lugar de criticar a los menores por pasar demasiado tiempo frente a las pantallas, animo a los padres a colaborar con ellos en una planificación conjunta de las vacaciones. Pueden proponerles actividades en el hogar, como lectura o dibujo; facilitarles algún contexto social, como escuelas de verano o campamentos no muy exigentes; ofrecer tiempo de calidad para las relaciones familiares, algo que es más difícil durante el ajetreo del año escolar.

De esta manera, mediante actividades que fomenten el aprendizaje, que estimulen la imaginación y potencien la creatividad, promoviendo también el ejercicio físico y la interacción con los iguales, los padres estarán ayudando a sus hijos a aprovechar el verano de una manera más significativa y a fortalecer los lazos familiares en un contexto más relajado.

Es así como los padres pueden ayudar a sus hijos menores a transformar el ocio vacío en un tiempo de aprendizaje y disfrute, llenando el verano de experiencias valiosas y enriquecedoras para su crecimiento personal.

Daniel González
Psicólogo en Sevilla especialista en Psicología Clínica y Psicoterapia

 

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