Los conflictos son un componente inevitable de las relaciones de pareja. Si se resuelven bien, la pareja va ganando en confianza, los miembros se acaban conociendo mejor y, en definitiva, la relación se fortalece.
Pero, a veces, los conflictos se repiten o no se les encuentra solución dentro de la pareja. Cuando esto es así, la pareja suele seguir adelante eternizando una relación insatisfactoria o pone punto y final a su recorrido. Una tercera opción es la terapia de pareja.
Analizar los problemas que están en juego ante una tercera persona neutral, como es un psicólogo, permitirá a los miembros de la pareja detener el bucle improductivo y encontrar soluciones para que la pareja siga siendo una fuente de satisfacción.