Brindar cuidados constantes a un familiar dependiente es una tarea que provoca un desgaste inmenso a las personas cuidadoras. Nadie puede saberlo mejor que ustedes los cuidadores.
La atención continuada al enfermo dependiente sólo es posible gracias al esfuerzo diario del cuidador. Esfuerzo que implica un sacrificio personal de mucha más importancia de la que normalmente le damos, por los daños emocionales que produce.
Estos daños no los causa sólo el esfuerzo físico: la falta de sueño, los sustos repetidos o la urgencia por no faltar del lado de su familiar cada vez que les necesita.
Claro que todo esto les repercute a ustedes negativamente en la salud. Pero los daños a los que me estoy refiriendo aquí son otros más graves y profundos.
Según mi experiencia profesional, las heridas más dolorosas que padecen las personas cuidadoras vienen ocasionadas por el abandono de sus proyectos individuales con tal de cumplir con los cuidados de su familiar.
- Hijos que renuncian a una vida de pareja por permanecer al lado de su madre o de su padre enfermo.
- Jóvenes que abandonan su carrera profesional por entregarse por completo a la enfermedad de un ser querido.
- Matrimonios deteriorados porque dedican toda su energía al familiar dependiente y se acaban olvidando de cuidar su relación de pareja.
Si es usted una persona cuidadora quizá le pase como a la mayoría de las cuidadoras que han venido a mi consulta: que se sentían culpables cada vez que imaginaban un cambio en sus vidas.
En este punto quiero decirle que las entrevistas clínicas que mantuvimos las ayudaron a conciliar la labor de cuidadora con su proyecto personal, sin necesidad de desatender a sus familiares ni de empeñar sus propias vidas en ello.
Lograr el equilibrio entre ambos propósitos no es tarea fácil pero sí es posible.
¿Cómo se consigue? Como podrá imaginar, las circunstancias que llevan a una persona a ocupar el lugar de cuidador no son idénticas en todos los casos, ni las salidas que encuentra un cuidador son útiles para todos los demás.
Orientaciones para que usted lo consiga, pocas puedo darle en estos momentos. Lo que le puedo decir por ahora es que merece una escucha atenta y un acompañamiento respetuoso en su proceso de cambio. A esto sí le puedo ayudar. Pero recuerde que todavía no sé nada de usted. Primero tengo que escucharle.
Daniel González
Psicólogo en Sevilla especialista en Psicología Clínica y Psicoterapia