En las últimas semanas los medios de comunicación vienen hablando de una noticia publicada en The Wall Street Journal sobre la empresa Facebook, Inc., propietaria de redes sociales como Facebook, Instagram y Whatsapp. Según el diario estadounidense, Facebook, Inc. ha ocultado deliberadamente un informe interno que pone de manifiesto los efectos negativos del uso de Instagram sobre la salud mental de los jóvenes. En concreto, los resultados se refieren a los trastornos de la imagen corporal, ansiedad, depresión y pensamientos de suicidio de los usuarios de esta red social, en su mayoría adolescentes.
No hace falta leer el informe para saber que el uso de las redes sociales está bastante difundido y que, sobre todo para los jóvenes, la adaptación social está bastante supeditada a su participación en las distintas redes.
Sabemos que muchos adolescentes se juegan el reconocimiento social en estos contextos, tomando los Me gusta como Unidad de Medida de dicho reconocimiento. Esos Me gusta no siempre se consiguen con la publicación de algo auténtico y espontáneo, sino posando de una forma que supuestamente gustará a los seguidores. Ejercicios de alienación y adivinación de lo que otros valoran, inspirados en los influencers, referentes actuales que tienen muchas imágenes que exhibir y pocas palabras que aportar. El resultado de estos ejercicios queda plasmado en fotografías pasadas por filtros de belleza que, unas veces más y otras menos, muestran una imagen alejada de la que les ofrece el espejo de su casa. ¡Si ya la imagen social que proyectamos en nuestro día a día no se corresponde con lo más verdadero de nosotros, qué decir de una imagen creada para ser aceptados en las redes sociales!
Pero volvamos al informe que ha sido filtrado al periódico americano. En primer lugar, sobre la imagen corporal, el estudio arroja cifras tales como la de que «el 32% de chicas adolescentes dijeron que cuando se sentían mal con sus cuerpos, Instagram les hacía sentirse peor». En este punto, el informe es contundente: «Agravamos los problemas de imagen corporal de una de cada tres adolescentes». Y reconoce -de puertas para dentro- el poder influyente de las redes sociales en la autoimagen: «las comparaciones en Instagram pueden cambiar la forma en que las jóvenes se ven y se describen a sí mismas».
Por otro lado, en cuanto a los trastornos ansiosos y depresivos, se puede leer: «los adolescentes culpan a Instagram por los aumentos en la tasa de ansiedad y depresión».
Finalmente, en lo que se refiere a las ideas autolíticas, el informe revela que un número significativo de usuarios de Instagram que informaron de pensamientos suicidas (13% en Reino Unido y 6% en EE.UU) atribuyeron su deseo de suicidarse a esta red social.
¿Es culpa de Instagram? ¿Es por una falta de recursos personales de los adolescentes? ¿La responsabilidad es de los padres?
Seguro que todos estos factores tienen influencia en la causación del sufrimiento, pero lo que no se puede ignorar es la proporción tan alta de jóvenes que han atribuido sus problemas al uso de Instagram, mientras la empresa minimiza los efectos negativos de las redes sobre la salud mental y, si se pronuncia, es sólo para señalar sus ventajas: «Usar redes sociales para conectar con otras personas puede tener beneficios para la salud mental», dijo hace unos meses Mark Zuckerberg, uno de los fundadores de Facebook, Inc.
Mientras la empresa asume o no su responsabilidad y actúa en consecuencia para no agravar el sufrimiento de los adolescentes, la pregunta que podemos hacernos ante esto es qué hacer los adultos en casa, en la escuela y en los distintos espacios formales e informales en los que nos relacionamos con los niños y adolescentes para que encuentren otros espejos en los que mirarse y otros pilares sobre los que fundar su crecimiento.
Les invito a que cuenten sus experiencias sobre cómo ayudan a los menores a hacer un uso responsable de las redes sociales y cómo tratan de ofrecerles otras referencias distintas a los influencers. Pueden dejar sus comentarios a continuación.
Daniel González
Psicólogo en Sevilla especialista en Psicología Clínica y Psicoterapia