Este artículo pretende ilustrar con un ejemplo futbolístico una forma de identificar los aspectos emocionales implicados en el rendimiento de cualquier «empresa», no sólo las de carácter mercantil.
Cuando veo a Leo Messi cabizbajo en la fase de grupos del Mundial 2018, me pregunto si su aparente apatía es sólo una cuestión personal o está siendo un reflejo de la crisis que parece estar atravesando la selección argentina desde antes del inicio de este campeonato.
A veces también las empresas sufren un descenso en su rendimiento, a pesar de una buena planificación y una ejecución correcta en todas las áreas, sin conseguir localizar el origen del problema. Si es su caso, sepa que quizás el fútbol puede arrojarle alguna luz.
¿Sabía que en todo grupo de personas que se reúnen para un fin determinado, incluidas las empresas y los equipos deportivos, coexisten al menos dos niveles de funcionamiento?
- Uno centrado en la tarea: la actividad se dirige a los fines para los que fue diseñado el grupo.
- Paralelamente, a otro nivel, el grupo está viviendo aspectos propios de la dinámica grupal, más emocionales que los anteriores y, por ende, menos controlables, que facilitarán o entorpecerán la ejecución de la tarea acordada.
Cuando tratan de analizar los descensos en el rendimiento, las organizaciones suelen dedicar la mayor parte del esfuerzo a cuestiones centradas en la tarea: técnicas, estrategias, gestión, transformación digital, publicidad, etc.
Detenerse a identificar los obstáculos emocionales al rendimiento potencial de la entidad les resulta, en cambio, mucho más complicado.
¿Por qué es tan importante saber qué sentimiento predomina en la empresa en un momento concreto? Porque la emoción en juego, cuando no actúa a favor de la tarea empresarial, nos alerta de la existencia de un conflicto a resolver.
¿Cómo identificarla? Las emociones siempre están expresadas en el ambiente de trabajo, aunque a veces sea sólo una parte de la empresa (persona, departamento, etc.) la «portavoz» de la emoción predominante.
Volvamos al fútbol. En la entrevista concedida por Xavi Hernández al periodista Julio Maldonado (Maldini) en Espacio reservado (disponible en internet), el futbolista nos cuenta que, el día antes de jugar la final de la Eurocopa de 2012, decidió que ese sería su último partido con la selección española. Sintió que ya se estaba terminando una etapa y que «ya no estaba disfrutando tanto como en años anteriores».
Así se lo comunicó al seleccionador y Vicente del Bosque, cuya sensibilidad humana no voy a descubrir ahora, no desoyó la emoción asociada y le preguntó, quizás en tono de broma, si se estaba deprimiendo.
Xavi explica que acabó sucumbiendo ante la insistencia de todos los sectores de la federación y postergó su retirada de la selección nacional a la finalización del Mundial de Brasil, dos años después.
Lo que ocurrió en Brasil es mejor no recordarlo: España fue goleada 1-5 por Holanda, en el primer partido, y perdió 0-2 con Chile, en el segundo. Después de ganar a Australia en el tercero, los jugadores hicieron las maletas para volverse a España, no sólo sin pasar de cuartos, sino habiendo sido eliminados de la fase de grupos.
¿Qué pasó con lo que había dicho Xavi? ¿Cómo fue interpretado?
Es cierto que Vicente del Bosque no ignoró el componente emocional de aquellas palabras pero, a tenor de lo que sabemos por la entrevista, las tomó sólo como un asunto particular del jugador.
Sin embargo, ¡Xavi no dijo que había dejado de disfrutar jugando al fútbol ni tampoco aludió a su club de referencia, el F.C. Barcelona! Especificó que su falta de disfrute se ceñía a jugar con la selección española.
Una comunicación de este calibre, procedente de un jugador tan emblemático cuyo compromiso con la selección nunca dejó lugar a dudas, debió hacer saltar las alarmas y ser tratada como expresión del sentir colectivo. Partiendo de esta hipótesis de grupo, se podrían haber propuesto intervenciones dirigidas a encontrar soluciones durante esos dos años previos al Mundial 2014.
Cuando no se aborda el conflicto desde una visión global, lo más frecuente es que los esfuerzos individuales centrados en la tarea resulten prácticamente infructuosos.
¿No le estará ocurriendo a Argentina en este Mundial algo similar con Messi, que actúa como la cara más visible de los conflictos de su selección?
En cualquier empresa, declaraciones como la que hizo Xavi Hernández, que aparentemente emergen de la nada, deberemos considerarlas no sólo como algo individual sino también como un indicador de algo que sucede en la empresa como conjunto, pues serán el faro que nos guíe en la búsqueda de soluciones.
Si, en su compañía, usted detecta algún tipo de conflicto o percibe que alguna emoción se repite en distintos profesionales, antes que darle la espalda o hacer oídos sordos, piense que la clave para aumentar el rendimiento colectivo puede encontrarla en esos detalles individuales.
Ya Xavi lo había anunciado: «no estaba disfrutando como en años anteriores».
Daniel González
Psicólogo en Sevilla especialista en Psicología Clínica y Psicoterapia