¿Están locos los costaleros?

Cuando llega la Semana Santa, muchos turistas se preguntan por los motivos que pueden llevar a un costalero a querer cargar con tantos kilos de peso sobre el cuello durante varias horas; a veces, con las temperaturas insoportables que nos trae la primavera.

Incrédulos con lo que ven, no logran entender cómo «esos locos» son, además, capaces de disfrutar con lo que hacen.

Finalmente, no salen de su asombro cuando se enteran de que estas personas, en la mayoría de los casos, en lugar de cobrar por su trabajo, han pagado la papeleta de sitio para salir de costaleros.

El costalero no es un loco. La locura es otra cosa.

La locura se caracteriza por defender unos ideales que no se pueden comunicar de manera comprensible y que dejan al individuo aislado en cuanto al tema de su delirio. De ese modo, el delirio es una idea que no permite hacer lazo social al delirante; lo deja solo con su locura, y sin posibilidad de encontrar reconocimiento en su comunidad.

Otros trastornos mentales también provocan una afectación significativa en el área social del paciente. Una persona que sufre depresión, por ejemplo, no tiene ganas de establecer relaciones sociales, se encuentra sin energía, no quiere salir a la calle, no le importa descuidar su higiene. No se quiere a sí misma o ya nada le importa: la relación con el mundo ha perdido todo su valor.

A un costalero le ocurre justamente lo contrario. El trabajo del costalero está plenamente integrado en el discurso de su comunidad. Sólo se podría hablar de «sinrazón» si lo sacáramos del contexto social y cultural en el que se desarrolla.

El costalero siente reconocido su esfuerzo con cada aplauso que recibe del público conmovido, y es plenamente consciente de la emoción que despierta en su familiares el hecho de saber que él va debajo del paso.

El costalero renueva su ilusión en cada «chicotá» al sentir el hermanamiento existente en la cuadrilla, dándose ánimos a cada momento. Saca fuerzas de flaqueza cuando oye la voz del capataz, orgulloso de su «gente», así como las constantes palabras de aliento del contraguía, que lo acompaña durante todo el recorrido.

El costalero sufre en la trabajadera, pero no desfallece porque sabe que, gracias a su sacrificio, miles de personas pueden disfrutar una tradición que sigue viva año tras año.

El costalero no está alejado de la realidad. Conoce el valor artístico de las imágenes, así como su responsabilidad de llevar por las calles de la ciudad el mensaje espiritual que ellas representan. Un mensaje que no viene expresado con símbolos propios, como sería el relato delirante, sino mediante un código compartido de imágenes inteligibles por la sociedad en la que vive.

Como vemos, ni aislamiento social ni disminución de la capacidad de disfrute ni pérdida de interés por las actividades.

El costalero se entrega generosamente en su trabajadera y posterga el descanso que su cuerpo necesita porque está motivado con lo que lleva tiempo esperando, se siente reconocido realizando una actividad que le gusta, recibe afecto tanto de sus allegados como de gente anónima, siente la fuerza que da la unión, encuentra satisfacción con el trabajo bien realizado.

Quizás por todo esto y muchas cosas más, para una persona tenga sentido cada año ajustarse el costal y ceñirse la faja de costalero.

De locura, nada.

Otra cosa es lo que piensen los traumatólogos y fisioterapeutas, pero eso ya es harina de otro costal…

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Daniel González
Psicólogo en Sevilla especialista en Psicología Clínica y Psicoterapia

5 respuestas a «¿Están locos los costaleros?»

    1. La fe, es todo lo q se ha dicho y has leido, la fe a la q tu t refieres, no entra dentro d esa vendita «locura», la fe a la q t refieres, tiene o puede tener cavida para el «loco» Costalero, en los 358 dias restantes del año.
      El orq d wsto q t digo, t lo puedo explicar mejor, si no llegas a entender, lo q t he dicho.

  1. Pues sí, pero como dice Noé le falta algo, en lo humano totalmente de acuerdo. En lo religioso, y en una Cofradía es (o debería ser) lo más importante, el costalero, el portador o como nos llamemos es cada sitio, salimos debajo de nuestras varas y trabajaderas por algo más.
    Los motivos también son varios, pero seguro que todos coincidimos:
    – En el Amor a nuestro Titular.
    – En el acompañamiento a nuestro Flagelado, Prendido, Cautivo, Nazareno, Crucificado… o a nuestra Soledad, Dolorosa o Esperanza en esos momentos de la Pasión.
    – En la hermandad con todos los hermanos, los que están debajo del Paso y los que acompañan en el exterior.
    – En sentir, muchos de nosotros, el ADN de nuestra Cofradía pues la tenemos en los genes por nuestros padres, abuelos….
    Por esto y por muchas cosas más que llevamos dentro y no soy capaz de expresar, por esto también estamos locos, pero locos de Pasión y de Amor.

    1. Todo esto esta muy bien y tienes mucha razon, pero seguimos olvidando, q ser «loco» Costalero, fue, es y deberia seguir siendo, UN OFICIO

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