Elogio de la atención

La atención se ha convertido en uno de los recursos cognitivos más cotizados en la actualidad: en un entorno digital saturado de estímulos, las grandes empresas compiten sin escrúpulos por secuestrar nuestra atención. Como señala Tim Wu, profesor de Derecho en la Universidad de Columbia, vivimos en la era de la Economía de la Atención, donde nuestra capacidad de concentración se ha transformado en un bien precioso que todos quieren adquirir.

Es importante recordar que la atención no es un mecanismo neutral; es un proceso cognitivo guiado por nuestros deseos y motivaciones internas. Por ejemplo, una mujer que sueña con ser madre comenzará a fijarse en mujeres embarazadas, carritos de bebé y tiendas de artículos infantiles que antes le pasaban desapercibidos. Cuando la supervivencia no está en peligro, son nuestros deseos los que seleccionan los estímulos que atendemos, influyendo así en nuestra percepción del mundo.

Las plataformas de redes sociales y aplicaciones no son ajenas a este fenómeno y utilizan algoritmos que analizan nuestro comportamiento para personalizar el contenido que consumimos. Si en su momento la «caja tonta» generaba inquietudes, hoy estas aplicaciones han perfeccionado su capacidad para mantenernos enganchados. Padres y educadores se enfrentan a una dura competencia, luchando en desventaja por captar la atención de los niños, requisito indispensable para el aprendizaje, la comunicación y la convivencia.

Esta preocupación se ve respaldada por estudios como el de Microsoft, que en 2013 reveló una notable disminución en el tiempo medio de atención de las personas, pasando de 12 segundos en el año 2000 a solo 8 segundos. Esta reducción se atribuye a la constante interacción con dispositivos digitales y a la sobrecarga de información, lo que dificulta nuestra capacidad de concentración y, por ende, impacta en nuestras facultades intelectuales.

En este contexto, ¿no es lógico pensar que esta reducción en el tiempo de concentración también influye en habilidades como el pensamiento crítico y el razonamiento? La exposición permanente a contenidos breves y superficiales debilita nuestra capacidad de análisis y formación de opiniones, haciéndonos más vulnerables a la manipulación y la desinformación. Por suerte, desarrollar la capacidad atencional no solo potencia nuestra reflexión y análisis crítico, sino que también favorece un aprendizaje más profundo en cualquier área del conocimiento.

Además, la falta de concentración tiene serias consecuencias. Según la DGT, más del 30% de los accidentes automovilísticos son causados por distracciones al volante. Se reportan miles de muertes al año relacionadas con la disminución de la atención en actividades cotidianas, no solo por el uso de internet y dispositivos digitales, sino también por diversas distracciones presentes en nuestro entorno, incluidos nuestros propios pensamientos y preocupaciones, que afectan nuestra seguridad y bienestar.

Podríamos sugerir que la sociedad actual muestra signos de un déficit de atención, pero es esperanzador saber que esta habilidad puede ser entrenada y fortalecida. Prácticas como la meditación han destacado, desde hace siglos, la importancia de cultivar la atención consciente para mejorar nuestro bienestar. Además, dedicar tiempo a la lectura de libros y desconectar ocasionalmente de los dispositivos puede contribuir significativamente a desarrollar una atención más sostenida y efectiva.

El efecto de nuestra atención va más allá del ámbito individual; se manifiesta en nuestras conexiones con los demás. Una atención consciente es esencial para mejorar nuestra calidad de vida y enriquecer nuestras relaciones sociales, permitiéndonos interactuar de manera efectiva con nuestro entorno y formar vínculos significativos. ¿Acaso no es satisfactorio cuando alguien nos escucha de verdad, dejando a un lado su teléfono y concentrándose por completo en la conversación? Este tipo de atención plena no solo mejora la comunicación, sino que también fortalece las relaciones y fomenta una mayor comprensión mutua.

Por todo ello, la atención consciente merece un reconocimiento especial en nuestra vida cotidiana. A pesar de los desafíos que enfrentamos en la era digital, es fundamental recordar que esta habilidad no solo es valiosa, sino imprescindible para nuestro crecimiento personal y la conexión con los demás. Aunque hoy se ve amenazada por un sinfín de estímulos, sigue siendo indiscutible su importancia como motor del aprendizaje y la convivencia. ¿Estamos dispuestos a tomar medidas para proteger y fortalecer nuestra atención en un mundo tan lleno de distracciones?

Daniel González
Psicólogo en Sevilla especialista en Psicología Clínica y Psicoterapia

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